A propósito de Vanesa
Es legítimo plantearse el dolor de permanecer en un trabajo desmotivante, incendiado por la relación de desprecio hacia el jefe, los disgustos diarios, la falta simultánea de reconocimiento y de oportunidades para poder desarrollar por completo tus capacidades, sólamente por el olor de tu compañera de trabajo, por su trato amable, su risa, sus gestos, sentarte junto a su silla, escuchar su voz cuando habla por teléfono. Tu compañera, felizmente casada, con la que jamás ha exisitido un instante fuera del contexto laboral. Es lícito alimentarse de un imposible, de una mentira construida, una utopía. El lícito y es síntoma, me temo, de oligofrenia.
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Ned Racine
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