Imágenes grotescas desfilan por la pantalla de los párpados el instante antes de despertar

En esta cama no se hace el amor. No es una prohibición, no es una norma, es la constatación de una triste realidad. Es mi cama. Durante los últimos cuatro años sobre ella sólo he dormido yo, jamás en compañía. Nunca ha yacido sobre ella un cuerpo femenino, ni siquiera solo, ni siquiera vestido. Esta es una cama que entrará en la enciclopedia de la infamia.

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