Lamentos
Cuando recuerdo mis lamentos adolescentes, me sonrojo: En aquella época me pretendía de continuo en las más altas cimas de la desesperación, pero mirada desde la perspectiva actual no hacía sino franquear el umbral del infierno. Hoy quiero, pues, ser más comedido y a pesar de que me siento ya chapoteando de lleno en el oceáno de magma, no me arriesgaré a decir que he llegado todavía al epicentro de sus llamas. Consumiéndome sí estoy —ya lo hacía entonces— pero con la certeza de que queda mucho por empeorar, por mucho que me resulte casi inconcebible a tenor de mi lamentable circunstancia. Y es que aprendí a desconfiar. Si consigo superar algunos años más y en el futuro me atreviera a revisar el día de hoy, seguro que lo juzgaría como soportable.
+
Ned Racine
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario