Buscar en internet actrices de los noventa en tetas como último antídoto contra un domingo por la tarde, nuestro minúsculo apocalipsis semanal. Agonía recursiva cada siete días.
Insatisfacción que no llegan a colmar nuestras heroínas ya desaparecidas del mundo, hoy alternando su tiempo entre quirófanos y galas benéficas, actualizadas por las nuevas versiones que saturan nuestros terminales móviles y que no nos dejan ya respirar, o tal vez sea que nos provocan una excesiva admisión de aire que termina colapsando, ahogando, el cerebro.
Vosotras representáis el último resquicio de felicidad de nuestras vidas. Cuando todavía no había preocupaciones; o tal vez no eran del tipo que eclipsan a todo lo demás, que perforan estómagos, que llagan nuestra piel, despoblan nuestras cabelleras e inutilizan nuestros penes. Queremos vivir en ese pasado, ese útero que abrigó nuestra adolescencia.
Ninguna generación quiere crecer y todas lo hacen con miedo. La nuestra simplemente no puede. Nuestro fin no se presentará, solos, a los ochenta y pico, allí ya llegaremos muertos, sino en algún momento entre los treinta y los cuarenta. Ahora.
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