Preguntas que nadie formula

Seguir escribiendo con el cartucho de tinta nuevo sin tener nada que decir pero sin detenerse porque es evidente que tras el punto y el reconfortante sonido del capuchón encajando en la pluma sólo queda el vacío. La nada. El fin. Este final que anhela y posterga desde hace muchos años. Que espera pero no convoca. Es menos doloroso dejar correr la tinta. Continuar dibujando el declinar de sus ilusiones. Trazar sobre el papel el caos de su mente. La ponzoña que le llena, de la que está hecho.

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