Viajar es esto
Déjame explicarte qué es la locura. Un viaje en avión de apenas tres horas con un niño en algún asiento invisible al fondo de la cabina, aburrido, incómodo, sin control, agotando la paciencia de todo el pasaje. Padres que merecen la reinstauración de la muy justa práctica pirata del lanzamiento por la borda. Un compañero de asiento con problemas respiratorios en permanente agonía, imposibilitando con sus estertores que te concentres en la novela. Una pasajera cotilla a tu otro lado, registrando cada actividad que emprendes, leyendo el libro que tú no consigues leer, girando la cabeza en el mismo momento en el que escribo esta frase. Pronto volverá. Algún desaprensivo sentado en el asiento delantero, que decide reclinarlo hasta las más profundas simas para dormir. Emparedado en mi asiento, rodeado de los individuos más abyectos de la sociedad, queda una hora y media de vuelo. Viajar es esto.
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Ned Racine
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