Esta mañana en el coche, de camino a la reunión, mi compañera me ha confirmado que hace el amor todas las mañanas. Yo le he comentado que a mí, recién arrancado del sueño, no me apetece absolutamente ninguna actividad y que me ducho y desayuno por inercia, todavía dormido. Ella en cambio prefiere despertarse una hora antes y empezar el día con un buen coito. ¡Qué diferentes somos los españoles!
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