El horror

Una gran fiesta gremial a la que acuden juntos los trabajadores de una pequeña empresa como acto de confraternización.

El jefe se incorpora muy poco tiempo después, de manera inesperada, y se instala en el corrillo de sus empleados, incapaz de concebir su vida fuera del podio del poder.

Los otros se cohiben por la llegada repentina del jerarca, dejan de ser invitados a una fiesta para volver a ser empleados. La fiesta deja de ser un disfrute y se transforma en el ejercicio diario de dominación.

El empleado pusilánime, un gusano a diario, hoy parapetado tras el ansiolítico del alcohol, violenta a los compañeros con su vergonzoso ejercicio de derrumbe personal. El empleado trepa aprovecha para seguir desfrondando su senda.

Los empleados lujuriosos agudizan su relación de tensión diaria sin llegar a rematarla. El patrón incomoda a todos con sus intentos grotescos de camaradería no correspondida, traspasando las fronteras del ridículo que sólo los jefes se permiten atravesar.

La confraternización deriva en la esperanza de que llegue la oportunidad de escapar.

La fiesta como reflejo de toda la vileza del mundo, la desigualdad que convierte a unos en enfermedades para la sociedad y a otros en enfermos sociales.

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