El vientre desnudo y la imaginación volando más allá de la cinturilla del pantalón. Inocente gesto con el que sube la camiseta y deja a la vista una franja de paraiso. De allí al torso completo apenas media una vida de fracasos carnales. Y al fin sólo queda la inaguantable necesidad de vaciar la vejiga que siempre acomente poco después de eyacular.
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