Sufrir un infarto estando solo

Es muy dolorosa la impresión de ser la única persona que no lleva una vida correcta como la vuestra, con tostadora y máquina de café en la cocina, sofá nuevo con mesita frente al televisor, sexo los domingos por la mañana y paseos por el río al atardecer.

 Todo lo que os resulta fácil es para mí imposible, sin que ninguna causa externa determine este inmovilismo, este asiento de visibilidad reducida para contemplar la felicidad ajena. Es mi dolor, es mi fracaso, es mi culpa. Pero no por ello deja de resultar frustrante pensar a cada instante que si fuera vosotros no viviría con los remordimientos que me produce esta diferencia: Tener cuenta en facebook y una buena relación con los vecinos. Llevar el coche al taller, acompañarte al trabajo en bicicleta y aplicar aceite a la mesa de madera noble de la cocina. Organizar excursiones de fin de semana con la tienda de campaña. Contarle los problemas a alguien que los escuche y me ofrezca su consejo. Beber cerveza en una terraza con amigos. Reirme. No pensar.

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