Se pasó el tiempo de enamorarse

No más fracasos adolescentes. Ahora somos adultos. Nada hay más aleccionador que el espectáculo de un hombre autodestruyéndose. Y por una sola vez no me hace falta mirar en el espejo para asistir a este devenir grotesco, doloroso y necesario, de hombres haciéndose trizas mutuamente, tallando heridas en los cuerpos que no se podrán borrar. Es el presente, sois vosotros, soy yo, en este lodazal en el que chapoteamos y morimos despacio.

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