Apatía es una palabra que empleo poco y que me describe bien

Ser espectador permanente de la felicidad ajena sin permiso para participar. En mi entorno compran casas, tienen hijos, alcanzan jugosos puestos laborales y dicen que nunca habían estado tan satisfechos en sus vidas, que por fin han alcanzado la calma y, con ella, la plenitud. Incluso los que son más jóvenes que yo, con menos recorrido, han encontrado los asideros de la paz. Que yo me había extraviado, era evidente tiempo atrás; que era tal la ventaja que me sacabais, nunca lo hubiese pensado. Pero si la derrota no fuese ya demasiado amarga, se torna aún más lóbrega a la luz de vuestra dicha. No es envidia, tan sólo me pongo en vuestra situación mediante un ejercicio de imaginación cargado de patetismo y duele. No es envidia, sé que habéis trabajado por ello mientras yo me dejaba llevar; os reconozco el mérito y es justo que lo proclaméis. Permitidme que me retire, que no siga asistiendo a vuestra fiesta, que es mi cadalso. Todo está aquí tan oscuro que ni siquiera acierto a tomar el camino de regreso hacia vuestra senda, allí a lo lejos, y vagabundeo perdido, escuchando muy cerca el murmullo del precipicio.

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