Sucesos nocturnos
Te imagino un sábado por la noche, vomitando entre lágrimas en el callejón, detrás de un coche, y me enternezco. Nosotros paseando con el bebé en brazos pasillo arriba y abajo, turnándonos para poder dormir algo, con mal humor pero también con ilusión; con felicidad cuando el bebé ríe, no todo son cólicos nocturnos. Tú en el bar, con la boca estragada de alcohol malo, cautivando con tu baile hipnótico, abrazando a desconocidos, aplastando tus genitales contra los suyos a través de la tela de los pantalones. Ya no tienes dieciocho años, la vida ya no es cuesta abajo y sin embargo decides seguir intentándolo en lugar de resignarte y sentarte horas junto a la cuna, hasta que se duerma el bebé.
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Ned Racine
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